Volviendo de la villa del Bajo Flores. Cayendo a tierra. Alta Experiencia. Tengo imágenes borrosas de ensueño que se mezclan con el cansancio de la primera jornada del Festi Sheca

14 payasos de civil entrando al barrio debajo del sol ardiente de la primavera porteña… Una troupe de artistas callejeros en una villa que no iban pegar faso, sino a hacer el mismo laburo que en cualquier plaza: sacarle una sonrisa a un niño. Los pibes en la esquina del barrio bajando la guardia por un momento y dejando la transa de lado. Cabecitas saliendo de ventanas, puertas y callejuelas. Un manguerazo de agua fresca y el payaso agradecido.

La gendarmería descolocada. Instantes detenidos en sonrisas eternas de niños con historias difíciles. En la plaza Chaptin hoy hubo un ruedo, un circulo, magia, de la que hace falta, de la que no cuesta nada y que genera mucho, que trasciende, que deja semilla. La risa, el arma de diversión masiva que te abre la puertas del mundo. No hay fronteras, no hay lugares imposibles, en todos lados hace falta la alegría, hace falta el encuentro…

Gracias a los vecinos del Bajo Flores, a la gente Bachi de Flores, a La Equilibresta – banda de circo, a Lucrecia Vichenza, a Cata Lina, a Ariel Arango y a todos los que hoy hicieron posible esta tarde de circo en el barrio.

Así comenzó el Festi Sheca, con ese espíritu guerrero, firme y convencido, de que hacer lo nos gusta es la mejor forma de cambiar lo que esta caduco…

Texto: Menzo Cambalache / Fotografía: Ariel Arango.

 

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