El etnomusicólogo JEAN-GUY CHOPIN THERMES nos habla sobre su pasado pero siempre como parte de su presente. Durante la conversación que tuvo lugar en la Casa Taller Entrelazando, Chopin recorrió momentos de su vida a partir de ciertos compases históricos de un relato que fue un viaje hacia los orígenes de las decisiones que tomó y de los acontecimientos que se desencadenaron para emprender su escucha y caminar hacia las tierras Quichuas del Ecuador.
Oír, y a su vez percibir, atender, sentir. Poner atención al silencio. Para saber cuándo hay sonido. Porque uno no borra al otro. Uno depende del otro. Y de nosotros, quedando así en plena conexión. Entonces es posible oír hacia fuera, pero también hacia dentro, cuando oímos sin más auxilio que la memoria.
Jean-Guy Chopin Thermes es considerado un pilar en la investigación y conservación de las músicas tradicionales del Ecuador, y lo es, por el derecho que le da el cuidado que ha puesto en y por este mundo en oír. Porque Chopin Thermes es un coleccionista de sonidos y de músicas, sabiendo –“Que sólo lo genuino, lo ontológico puede robustecer la lucha para vencer los obstáculos de la opresión”.
Podemos decir de él que su hacer es experimental en el sentido en el que han sido y son sus decisiones las que establecen sus propias reglas. Decisiones que tomó o a las que le llevaron sus viajes. Porque hay quienes se sientan a escuchar y hay quienes caminan para ello. Chopin es de los que caminan. De los que escuchan el mundo con su cuerpo, en un tiempo que ya se empeñaba en abrir caminos con asfalto, acelerando los encuentros y dando paso al individuo más individual tras Mayo del 68 francés, fue entonces cuando Chopin Thermes comenzó su viaje. Haciendo de éste, un método para conocer. Una manera de estar y de escuchar el mundo. Así llegó a Ibarra, Ecuador, donde conoció a su mujer, Hermelinda, con quien comenzó en 1973, Ñanda Mañachi, un proyecto musical que reúne varias generaciones de músicos, – “Un proyecto común con los fines de la unificación de las comunidades, de la amistad entre los pueblos y del verdadero arte que rebasa los límites de la mezquindad comercial”. Al tiempo, Chopin creó Juyungo, con la participación de músicos de muy diversos orígenes y tradiciones musicales que se encuentran desde sus diferencias, desde el Pacífico, la Amazonía a los Andes, junto a todo un universo de paisajes sonoros.
Su legado está ahí, en el encuentro. “- No hay soledad porque hay historia que se revierte para los hombres que tienen raíces propias, que se pierden en el tiempo enlazando y ampliando la reivindicación en todas las latitudes; los héroes, los mitos arraigan la dignidad y el orgullo para la insurgencia donde crecen sueños y cantos”.
El pasado 16 de abril tuvo lugar en nuestra Casa Taller Entrelazando una conversación con Chopin Thermes junto al músico Simón Pacheco fundador de Moque, a Linda Pichamba integrante desde niña de Ñanda Mañachi, al músico Omar Romero, maestro, flautista y fundador de la Banda de Flautas Chicha y Guarapo, a Helberth Meléndez integrante de Moque, al equipo de periodistas del periódico DesdeAbajo y al equipo de Entrelazando, quienes transcriben y comentan esta conversación, Laura Langa Martínez con sus palabras y Ariel Arango Prada con su lente.
Una conversación en la que cada alusión llevaba a otra. Con cada recuerdo a otro más remoto.
*
LAS HISTORIAS DE LOS CAMINOS PRESTADOS
I
ORIGEN
Nací, como todo el mundo, no en un país porque los países son muy recientes y nosotros somos todos algo de un pasado muy antiguo.
Esta frase que condensa la experiencia de una vida fue el inicio de nuestra conversación.
Yo vengo de un territorio situado en el sur de Francia que tiene una historia muy conflictiva, como todas las historias de casi todos los territorios en Europa. Es la historia de los Cátaros.
Mi apellido es un apellido cátaro, se escribía Termes, como se pronuncia en español, pero se le agregó una h precisamente para disimular su origen cuando las fuerzas del Rey de Francia quisieron acabar con este pueblo por su cultura y religión. Los Cátaros lucharon y resistieron en aquella época contra el poder de la Iglesia, de la famosa Inquisición, creada para aniquilar al movimiento cátaro.
Y es que los Cátaros fueron perseguidos por la Iglesia Católica por herejes al creer en el principio femenino de lo divino, y así Dios era tanto hombre como mujer. Reconociendo a la Diosa de la Sabiduría, Sofía. Creían también en la reencarnación y en la dualidad cósmica, una buena y otra malvada, predicando la salvación mediante el rechazo al mundo de lo material (temporal y perecedero). Dicen que eran estrictos con el compromiso de vivir en la pobreza, no matar y no jurar juramentos. Un pensamiento religioso que se extendió por Europa Occidental desde el siglo XI, resistiendo especialmente en Laguedoc, región mediterránea que se extiende desde la Provenza hasta los Pirineos.
Para mí esto es algo interesante e importante en relación a todo lo que puedo hacer aquí hoy en Sudamérica porque finalmente yo siento a través de mi historia y a través precisamente de esta persecución violenta que duró siglos. Persiguieron a la gente que huía y se refugiaba en otros territorios, como en Italia. Tanta era la persecución que cuando los descubrían si estaban muertos los desenterraban para acabar físicamente con ellos.
Sé que esta es una historia reciente si se la compara con las culturas de aquí, pero es lo que yo he podido conocer, y lo que yo puedo saber acerca de mi nacimiento hoy día.
De allí vengo.
II
INICIOS Y PRIMEROS VIAJES
Empecé a viajar cuando era pequeño, me acuerdo que leía historias sobre América del Norte pero también sobre América del Sur, siempre a través de libros para niños. Los cuales me hacían soñar con historias, por ejemplo sobre los Incas. Entonces ya se hablaba de ellos, lo recuerdo muy bien. Había también libros con fotografías, no había documentales todavía, y no en mi casa, sino cuando comencé a ir a la escuela, y es mas o menos en esa época que sentí como una atracción y un deseo de cuando seré grande yo quisiera ir allá para conocer.
Fue así que poco a poco empecé a viajar. Eso fue cuando tenía 16 años, con la autorización de mis padres, porque en ese tiempo la mayoría de edad era a los 21 y no a los 18. Lo que empecé hacer fue viajar en autostop. Estaba de moda, no era peligroso, venía con el aumento de los vehículos y había siempre una simpatía con la gente que te recogía. Así es que viajé desde muy temprano por toda Europa, hablando francés y lo que había aprendido, un poco de inglés y un poco de español.
Yo aprendí el español desde temprano, mi padre lo hablaba, porque el territorio de los Cátaros está cerca de España. El pueblo medieval donde nací, Lisle S/ Tarn, cerca de Albi, se sitúa como a 150 kilómetros de los Pirineos y durante la Guerra Civil española mi padre recibió a los republicanos que huían de la persecución de Franco. Él hablaba español y nosotros crecimos con mi hermano y mi hermana en un ambiente donde se hablaba primero el occitano y después el francés.
Llegamos a un lugar común. Mi bisabuelo José fue uno de esos republicanos que junto a cientos de miles cruzaron a pié la frontera para cobijarse, en su caso, de la indolencia de la nieve cavando huecos en las playas de Argelês sur Mer. Y es que muy pocos y pocas tuvieron la suerte de una buena acogida. La mayoría con un alambre de espino fueron cercados. Custodiados por tropas militares. En barracas, sin nada, comenzaron a morir de hambre y de enfermedad. Mientras muchos eran enviados a primera línea de batalla o a los Campos de Concentración nazis. Mi bisabuelo enfermó, pero por cosas del destino que nos permiten seguir viviendo cuando así ha de suceder, no fue deportado a Mauthausen como sus compañeros de barracón sino a una mina, a trabajar, y al tiempo pudo regresar a España. Él nunca aprendió francés.
Chopin Thermes nació durante la II Guerra Mundial, 2 años tenía cuando oficialmente se le puso fin, 1945. 3 años cuando comenzó la Guerra de Indochina y 11 cuando comenzó la Guerra de Independencia de Argelia. Un año antes había comenzado la Revolución Cubana.
Regresando a lo de los viajes, la finalidad no era asentarme en algún lugar para conseguir trabajo. Sino que generalmente viajaba durante las vacaciones de mis estudios queriendo conocer paisajes y gentes. A los 12 años aprendí el saxófon y el solfeo, pero el solfeo no me gustaba y lo dejé muy rápidamente. Tocaba de oreja, me gustaba la música de Sídney Bechet, músico de jazz de Luisiana. Interpretaba melodías suyas como “Petite Fleur”, lo que me ayudó en los viajes para conseguir digamos fondos para seguir viajando.
Y siguiendo este deseo de conocer, aprendí guitarra. Me gustaban mucho las canciones folklóricas de Norteamérica. Y así fue, digamos, de aprendizaje en aprendizaje, que llegué a conocer, – ya estamos en 1962, tenía 19 años -, al cantante Robert Zimmerman, alias Bob Dylan. Por eso, yo puedo decir que en parte Ñanda Mañachi existe gracias a Bob Dylan, y no es ninguna fantasía, ni locura, porque aprendí sus canciones y empecé a viajar. Rápidamente me juntaba con otros intérpretes que lo conocían también, o que conocían otras cosas, o que conocían algo que también se desarrolló mucho en Francia en esa época que es la música folclórica del mismo país, por ejemplo la del sur, la de Toulouse y también la música de Bretaña, música celta que se interpreta especialmente con arpa, flautas y percusiones, algo muy similar a lo que encontré después en Sudamérica con la música andina.
El productor de Bob Dylan, Albert Grossman, era un gran negociante, había encontrado la idea chueca de hacer interpretar las canciones de Bob Dylan por otros intérpretes con versiones más “comerciales”. Y si nombro a Bob Dylan a propósito de Ñanda Mañachi es porque con Ñanda Mañachi nos sucedieron los mismos problemas que habían sucedido para Bob Dylan. Es decir, ¿qué es lo tradicional?
Bob Dylan tenía un gran conocimiento de la música tradicional de los Apalaches, de todas las regiones de Norteamérica, ¡una cosa increíble!, porque desde joven escuchaba mucho la radio, era un poco el Alfonso Cachiguango de la época, pero con otra cabeza, tenía un conocimiento denso, lo que me hace recordar a ustedes, porque tienen un poco la misma cosa para su libro, la manera de resumir, de ver y de poner el dedo, digamos, en el objetivo preciso.
Chopin vio la maqueta de PEWECHA – OFRENDA, ese libro que desde la Editorial Entrelazando estamos trabajando sobre las historias de resistencia de los pueblos indígenas del Cauca. Un proceso creativo que recoge los caminos andados y en el que confluyen todos los lenguajes posibles. El Cauca nos une en esta conversación, Chopin lo caminó y allí coincidió con el maestro Omar Romero, quien acompañaba entonces a otro gran etnomusicólogo, Carlos Miñana. Territorio que nos recuerda que arraigarse en la memoria de un camino nos muestra que no hay viaje al pasado que no aporte preguntas al presente.
Volviendo a Bob Dylan, él pasaba todo su tiempo tocando, imitando y conociendo, un poco como Simón Pacheco. Tocar durante horas y horas y horas, hasta que llegó a Nueva York y pudo comenzar a lanzarse. En ese tiempo recién se interesaba la juventud por las músicas tradicionales y tuvo la oportunidad de componer y crear algo suyo pero que quedara profundamente tradicional, y es eso lo que más gustaba a la gente, de allí viene todo su éxito, igual que para Ñanda Mañachi.
Porque es precisamente cuando lo tradicional se vuelve presente que conecta con la gente y tiene público, y eso es lo que sucedió.
A Bob Dylan lo hicieron profeta y para deshacerse de esta imagen falsa comenzó a hacerse acompañar de otros músicos pero de rock. De ahí viene que si alguien es considerado como el Padre de la música tradicional y si se hace acompañar por instrumentos de rock entonces está traicionando la pureza de la música. Es decir, el error fatal de considerar lo tradicional como algo fijo en el pasado y por lo tanto intocable. En uno de sus conciertos en Inglaterra, alguien le gritó – y eso está grabado -, ¡Judas!. Se había vuelto una historia completamente fuera de todo lo que puede ser.
Regresando a su productor, como no podía perder la venta de discos, conformó un trío con el nombre de cada uno de los integrantes, Peter, Paul & Mary para tocar la música de Bob Dylan, ya no de una manera tradicional sino de una manera más formal. Así fue que aumentó el público cuando ese trío cantó Blowing´ in the wind . Porque si ustedes escuchan bien, cuando Bob Dylan canta, lo hace como nuestro amigo Jackson Ayovi cuando toca la marimba. Es decir, su voz está al límite de lo justo, de lo preciso. Lo mismo cuando toca el rondín o la armónica. Porque él interpreta como los viejos cantantes de blues pero a su manera, sin copiar. Es decir, todo presentado de manera verdadera cuya finalidad no es lo bonito, tampoco lo estético, un poco como Ñanda Mañachi.
En 1964 formé un trío, tenía 21 años. Y como por aquel entonces ya estaba Peter, Paul & Mary, nosotros hicimos el trío, Peter, Pan & Merry. En el trío estaba un percusionista que era un baterista de jazz, pero como no había forma de viajar por Europa con una batería, utilizaba lo que se llama un washbord en el folclor de la parte ex francesa de Norteamérica, es decir en Luisiana. Un instrumento de percusión que realmente es una tabla ondulada de metal para lavar la ropa. Él era un percusionista fabuloso. El peor de todos era yo, por eso rápidamente me dedique únicamente en registrar, con preferencia en grabar los que eran buenos.
Con el trío viajamos a Italia y a Dubrovnik, entonces Yugoslavia, ese mismo territorio que fue donde hubo una Guerra tremenda hace algunos años, en 1991 en el tiempo de Mitterrand en Francia. Nosotros estuvimos allí tocando antes, precisamente en 1966.
En ese tiempo Josip Broz Tito era quien presidía la República Socialista Federativa de Yugoslavia, quien ejercía el poder desde que terminó la II Guerra Mundial, cuando lideraba el Partido Comunista Yugoslavo para expulsar a la Alemania nazi con un proyecto político de unir regiones y etnias. Tras sus fallecimiento en 1980 comenzarían las continuas crisis políticas y el inicio en 1991 de la Guerra que acabaría con la conformación de Croacia, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Eslovenia.
Un año antes, en 1965 fuimos a Costa Brava, Barcelona.
En cambio, en ese momento en España seguía la Dictadura franquista que continuó hasta 1976 con la muerte en cama de Franco. La década de los 60 fue conocida por un “aperturismo” que no frenó los fusilamientos, ni la tortura, ni el encarcelamiento, ni la opresión social a cualquier intento de ir en contra de la moral católica impuesta, pero permitió ciertos espacios controlados de fiesta y libertinaje especialmente para el “turismo”. Ese mismo año en que Chopin llegó, los Beatles actuaron, mientras se mantuvo la censura.
Estuvimos caminando por todos los pueblos que se estaban transformando, digamos en estaciones balnearias y empezaban a construir edificios. Creo que hoy en día los están destruyendo, yo no he vuelto y no quiero volver porque sería demasiado triste para mí. Pero en cambio en ese tiempo todavía existían pueblos de pescadores, como en Ecuador cuando llegué, esos pueblos que hoy en día se han transformado en cosas para turistas, nacionales e internacionales. Estuve recientemente en el Puerto de Same, en la costa pacífica del Ecuador, y me dio mucha tristeza porque el cemento reemplaza el paisaje natural, además con construcciones que no tienen nada que ver con la arquitectura vernácula.
Eso mismo sucedía en esa parte de la Costa Brava de España cuando llegamos a Cadaqués. Allí nos encontramos con un pueblo que se había quedado suspendido en el tiempo, como en las pinturas de Salvador Dalí. Y fue así que tocando en medio de la plaza, Salvador Dalí tomando su cerveza en una terraza, mandó a su amante de la época, un pintor alemán, para que fuésemos a su casa a tocar. Dalí estaba sentado con su mujer, Gala [Elena Ivánovna Diákonova], pintando mientras se desarrollaban las orgías, y si mirabas lo que estaba pintando, eran caballos y paisajes fabulosos. La pesca del atún se pintó así.
Teniendo presente la complejidad del caso, todo esto pudo ser porque Salvador Dalí era cercano a Franco, por eso obtuvo todas las ventajas de un régimen dictatorial. Jamás hizo pública una crítica a aquella Dictadura que fusiló a su amigo Federico García Lorca y mandó al destierro a sus contemporáneos quienes sí se manifestaron en contra, Alberti, Cernuda, Picasso, Buñuel. Y es que la Dictadura, miraba para otro lado con Dalí, mientras asesinaba a miles. Lo excéntrico no justifica su fascismo.
En ese mismo tiempo, en Cadaqués, nos encontramos con los músicos de uno de los primeros grupos de música latinoamericana que estaba ya sonando, esos músicos eran de Paraguay y de Argentina, quienes conformaban un conjunto que se llama Los Machucambos. Estaba también Paco Ibáñez y la cantante Carmela, cuya voz extraordinaria me hizo conocer la melodía ecuatoriana De terciopelo negro. Ellos venían de noche, nos encontrábamos a tocar. Entonces se tomaba bastante Anís del mono, con el grano de café que se prendía, y así de aniseta en aniseta pasábamos las noches. Ellos conocían todos los países de Sudamérica, y conversando es que empecé a memorizar para futuros viajes, hasta creo que pensábamos si tuviéramos los fondos de irnos a viajar por allí lo haríamos.
Estos fueron de nuestros primeros viajes. Y después de eso vino Mayo del 68.
III
“PROHIBIDO PROHIBIR”
La Francia de la época correspondía a una democracia atípica viviendo en un sistema cerrado aparentemente impermeable a toda erupción de revuelta. Por eso Mayo del 68 fue darse cuenta que uno no estaba sólo. Con el final de la II Guerra Mundial había que reconstruir Europa. La destrucción fue inmensa y había muerto también mucha gente durante la Liberación de los países que habían sido ocupados por Hitler. Solamente en Francia, se calcula que los bombardeos de las fuerzas aliadas totalizan un número de civiles muertos superior al de las víctimas durante los años de ocupación nazi.
En cifras. Durante la II Guerra Mundial se estima que el número de muertos fue de 75 millones. De los cuales 6 fueron judíos, gitanos, republicanos y muchos más por el Holocausto, más de 40 millones población civil y el resto militares, siendo 10 de ellos rusos, quienes liberaron el Campo de Concentración de Auschwitz. Sabiendo que la cifra nunca será exacta para contar lo que pasó.
La reconstrucción se hizo de manera que la economía se volvió como una prioridad sobre lo humano.
La generación a la cual yo pertenezco es la que nació durante la Guerra y la que creció ya con un espíritu crítico. Ese levantamiento económico hizo que no se tuviera derecho a la libertad y a todo lo que era interesante. Es decir, hubo un crecimiento demográfico, al mismo tiempo que una política del bastón.
Apenas 20 años después de que la policía francesa encabezara la detención de más de 13.000 judíos para su deportación a los Campos de Concentración, dirigida por el mismo colaboracionista nazi, Maurice Papon, la policía cometió otra masacre, el 17 de octubre de 1961, sobre quienes venían reconstruyendo la ciudad, sobre quienes estaban asesinando despiadadamente en su propia tierra, es decir, sobre las y los argelinos que protestaban contra la maquinaria del Estado criminal francés. Dispararon, asesinaron, torturaron y arrojaron al río los cadáveres. No se sabe cuántos. Miles fueron arrestados y deportados a Campos de Detención en Argelia. La orden de Papon fue matar argelinos e instaurar un toque de queda en el área de París. Un año después, la Guerra en Argelia terminó, y el Frente de Liberación Nacional expulsó a la colonización francesa que llevaba desde 1830. Fueron 8 años de resistencia del pueblo argelino por su autodeterminación y soberanía nacional.
Esa misma noche, 16 de octubre resulté víctima de un accidente de tránsito, cruzando un pasaje peatonal cuando regresaba del Liceo, al Hospital llegaban los argelinos heridos.
La política del bastón tenía que finalizar, eso no podía durar. Y así es que surgieron los Beatles, los Rolling Stone, Jimi Hendrix, al mismo tiempo que el desarrollo del sonido, de los estudios de grabación y al mismo tiempo que la necesidad de tener un espíritu crítico y no uno de borrego, bueno pobres borregos, yo no quiero hablar mal de los borregos, pero es la idea no? La idea de educarnos para que seamos buenos estudiantes y que sobre todo podamos aceptar muy bien todo lo que era prohibido y es por eso que Mayo del 68 surgió con el lema, es prohibido prohibir. Eso no quería decir que había que hacer lo que nos diera la santa gana, no tenía nada que ver con eso, lo que quería decir es que si no queríamos morir idiotas, teníamos que sentir la nueva libertad de expresión, salir a vivir, viajar. Para eso teníamos con nosotros los maestros pensadores, Nizan, Camus, Sartre, Deleuze, Foucault, Clastres, etc..….y con ellos la lectura nueva de filósofos como Nietzsche y Spinoza.
La política del bastón comenzó a cuestionarse en la radio, en la TV, allí aparecía Daniel Cohn-Bendit:
“Hay que abandonar la teoría de la “vanguardia dirigente” para adoptar la teoría más simple y honrada de la minoría actuante que desempeña el papel de un fermento permanente, que impulsa a la acción sin pretender dirigirla”.
Nunca se pensó, a raíz del desorden general ante la sorpresa de la importancia del movimiento social, en una toma de poder. Mas bien fue una muestra de crítica del poder en una sociedad patriarcal. Gente de 21 años hablaba criticando a los grandes políticos que eran considerados por su edad, porque no había políticos jóvenes. Por lo que podías ver en televisión enfrentamientos que no se habían visto antes.
A raíz de eso comenzó una represión muy fuerte y en una de esas manifestaciones, de las famosas barricadas y de las noches de lucha, fui herido en la cara. Tenía una cicatriz hasta hace pocos años, fue cerca de los ojos, pude perder la vista. En el otoño del mismo año me llegó una carta diciendo que tenía que prestar el servicio militar. Pero en ese tiempo tenías derecho a una prolongación sin necesidad de prestar servicio si seguías estudios. Y yo estudiaba Historia del Arte y Arqueología en la Universidad de La Soborne, y Cinéma en la Universidad de Nanterre, de donde salió el movimiento de contestación de Mayo del 68.
MIS DESEOS SON LA REALIDAD
HAY UN MÉTODO EN SU LOCURA
SÓLO LA VERDAD ES REVOLUCIONARIA
EL DERECHO DE VIVIR NO SE MENDIGA, SE TOMA
(Pintadas en las paredes de Nanterre. Mayo 68.)
La carta decía que tenía que presentarme vestido de soldado con la escopeta en la frontera con Alemania, es decir, en la ciudad de Verdún que fue un lugar de batalla muy importante durante la Guerra de 1916. Por suerte yo tenía un tío médico militar, él me dijo que no me preocupase, que dónde quería ir. Yo le dije que quería irme a Sudamérica. Pero él me contestó que no podía, porque me enviaban como servicio militar pero a la cooperación, y ésta no existía en Sudamérica, sino solo donde Francia había tenido colonias. Así fue que viajé como profesor de francés y de filosofía a Senegal.
Para estar seguros de que yo sería un buen “mercenario” me dieron dinero para comprarme un pantalón, zapatos, una corbata, una camisa y un terno (traje). Yo nunca me ponía terno, así que con ese dinero y un poco más compré mi primera grabadora, no la primera porque esa la construimos con mi hermano cuando tenía 12 años, pero si la primera portátil. Era una grabadora alemana, una UHER 4200 Report Stereo, que en ese tiempo venía después de la Nagra, porque la Nagra era imposible de conseguir, por el precio y porque se necesitaba un año para su fabricación y yo no podía esperar tanto. En ese entonces conocía a un periodista de Radio France, quien tenía la grabadora alemana y con él la manipulé; así que la compré con un par de micrófonos, un AKG C451C con alimentación de 48V y un AKG D 160 C dinámico. Aprendí a utilizarla en Senegal grabando eventos tradicionales acerca de la muerte, de la pubertad, del nacimiento.
Por aquel entonces el movimiento de Mayo del 68 ya había salido de Francia hacia Inglaterra, EEUU y también había llegado a Senegal. Así que los alumnos hacían huelga, porque el movimiento es huelga, pero entonces iban a perder el año. Yo tenía un departamento con una terraza y allí les invitaba alrededor del té a la menta a seguir con los cursos. Y como no tenía traje, me vestía de bubu, como los africanos, era chistoso porque no tenía nada de africano, pero me vestía así con todo, todo completamente, y eso claro llegó al conocimiento de los militares que me convocaron para recalcarme que yo era ante todo un “mercenario” y que ¿dónde estaba mi traje?. Yo les contesté que con ese dinero me había comprado una grabadora para seguir con mi profesión. Ese día llevaba puesta una camisa cuyo cuello estaba desigual, uno pequeño y otro largo, me pidieron que me pusieron el cuello recto y tuve que explicarles que así estaba diseñada la camisa. Por ello, decidieron enviarme a Francia para ser soldado allí, en un campamento “especial”.
Pero el destino siempre interviene y les contestaron desde Francia que no tenían el dinero para que me devolviesen, por lo que tenían que arreglar el problema conmigo allí. Así que para castigarme me mandaron al sur de Senegal, cruzando Gambia, que entonces era inglesa, a la frontera con Guinea portuguesa que estaba en Guerra de Independencia. A la última ciudad de Senegal al sur, Ziguinchor. Allí me mandaron de profesor, donde diariamente caían bombas perdidas de la Guerra de la gente de Guinea contra Portugal. Ningún profesor quería irse allí, a mí ya no me preguntaron. Pero fue justo allí donde encontré tocadores de balafón. Con unos maestros hice una grabación y la amistad fue tan grande que ellos me regalaron uno.
Siempre viajé con ese balafón que por cierto no sé tocar. Lo intentaron maestros aquí, pero no suena porque las calabazas no son de cáñamo, y ya están secas, suena solo la tecla (de madera, no de chonta). Y todo esto para decir que allí empezó Juyungo. Desde África empezaron las grabaciones que después seguí haciendo en Sudamérica y es por eso que hoy en día en el proyecto futuro, tenemos que volver allí, es esa la espiral.
IV
VIAJE A AMÉRICA
Cuando estaba en Senegal, 1969, convivía con un profesor de zootecnia, el cual me dijo: – vamos a por un caballo a Gambia, porque aquí en el departamento de Cazamance no pueden vivir; los caballos se mueren de la enfermedad del sueño [encefalomielitis equina]. Fuimos y aprendí a montar a caballo viajando desde Gambia hasta Ziguinchor, como unos 200 o 300 kilómetros. El caballo se llamaba Cas Cas, un término del idioma de los Diola del sur, que quiere decir, lindo, bello, con idea de tener mucho para dar. Y es que esa era la idea, porque al vacunar al caballo siguió viviendo.
Este amigo tenía una tía que vivía en Guatemala y esa tía era casada con un guatemalteco. Y como tanto él, como yo, después de Mayo del 68 teníamos siempre la idea de viajar, decidimos preparar el viaje para ir donde su tía. Esa idea fue porque después del 68 las cosas se venían reinstalando otra vez; todo lo que se había ganado, al mismo tiempo se retrocedió.
De hecho es ahora que podemos decir que fue con los años que poco a poco se volvió a ganar y ustedes hoy en día, son para mí, la imagen de lo que se ganó. Pero entonces yo no quería esperar que se realizase todo ese sueño de libertad y como en Francia no tenía ninguna otra alternativa decidí viajar. Y así tuve la fuerza y el aliento de decirles a mis padres, – me voy y con el deseo de no volver, y al mismo tiempo explicarles que quedaba mi corazón con ellos. En ese tiempo se empezaba a tener más posibilidades de comunicación aunque muy costosa, antes era únicamente el telegrama. Si bien como yo tenía grabador, grababa cintas hablando a mis padres y en los puertos donde llegaba se las enviaba.
Así empecé a viajar, cortando con el país de origen, es decir con Francia por su política, y al mismo tiempo mandando cintas grabadas a mi familia. Eran los primeros cassets.
Antes de viajar publiqué las grabaciones que había hecho en Senegal y Gambia, en el departamento Archives Sound Productions de la BBC de Londres. Ellos hicieron discos a partir de mis cintas, de fragmentos que había grabado por ejemplo del arco musical de los Basari. Pero ellos incluyeron solo un minuto y medio por track, o sea el típico disco que no me gusta pero permitió tener la experiencia de que estas músicas también pueden divulgarse y darse conocer mediante discos.
En 1971 empezamos el viaje para España, Portugal, hasta el puerto de donde salió Cristóbal Colón, Palos de la Frontera, Huelva, y luego hasta Cádiz donde embarcamos en un barco que databa de después de la guerra, con “hublots” de cobre (igual que los de Tintín) y que se llamaba Virginia de la Churruca. Cruzar España fue terrible, asistimos a un montón de cosas, de escenas muy violentas hacia las mujeres.
España aún seguía en Dictadura.
Tengo las cintas de la grabación del pito del barco al rato de salir, y también de las máquinas y del agua del mar que entraba en las tazas de los baños. Yo ya tenía la idea de hacer composiciones musicales con todo esto. Ir a vivir para encontrar lo que está más bien escondido. Eso quería grabar. Así fue que llegamos a Veracruz donde al son de las huastecas empezamos a apreciar la música con instrumentos todavía tradicionales. Hoy esas músicas se modernizaron y suelen ser muy diferentes, como la música llanera aquí, que le ponen el bajo eléctrico, y no el bajo del arpa o de la bandola.
Así fue como llegué a América.
Y ahora puedo decir que no sé si es una estrella o si es un guía espiritual. Desde pequeño tenía el deseo de viajar a Sudamérica y no fue por mi propia voluntad que lo logré. Fue muy largo el proceso de llegar hasta aquí. Y como Juyungo tengo fechas de cuando se creó, pero no soy yo quien lo creó, no soy yo quién decidió viajar a Sudamérica. Eso es una cosa sutilmente supersticiosa
V
DE GUATEMALA A COLOMBIA
El barco llegó a Veracruz y de allí en tren fuimos hasta Guatemala. En Guatemala hicimos lo posible para quedarnos, pero la situación económica no fue tan favorable. Además nos estafaron en la compra de una tierra así que decidimos seguir viajando. No queríamos viajar en bus, tampoco en avión, ni barco, sino que queríamos conocer los países que continuaban en Centroamérica, Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Belice el cual había sido saqueado por los ingleses encontrándose en un estado de desforestación tremendo. Habían saqueado toda la madera y cuando no hubo más, igual que hicieron en San Andrés y en Providencia, que también eran colonias inglesas, se marcharon y dejaron todo mutilado. Llegamos a Panamá, todo eso lo hicimos a caballo. Un caballo para cada uno y una yegua donde teníamos las maletas, la grabadora y una cámara. Fueron 3 meses.
En el Tapón del Darién viajamos costeándonos una pequeña lancha con un francés que encontramos que había traído un motor, y así fuimos hasta las Islas de San Blas, donde me quedé. Es el territorio de los Tule (Cunas). Para quedarme tenía que tener permiso, los mayores se reunían y ellos decidían, seguramente con el primer acuerdo de las mujeres. Me dejaron quedarme e hice lindas grabaciones (que lastimosamente desaparecieron después en Colombia). Luego encontré un norteamericano que tenía un catamarán y necesitaba alguien que le ayudara a navegar hasta llegar a Colombia, así que me fui con él.
Llegué a Medellín y de allí a Bogotá, donde fui a ver al director de Antropología en el Museo Nacional, Gonzalo Correal, para decirle que quería ir al Putumayo. Yo ya había leído sobre el yajé y quería conocer todos los pueblos que usaban esta planta sagrada, porque es la planta que te une a tus antepasados y de pronto yo podría saber también algo de mis antepasados. El director me dijo que sí, pero que debía tener un permiso que me darían a cambio de hacer un estudio sobre los instrumentos musicales de los pueblos del río del Putumayo. En el disco de Juyungo hay un canto del yajé que grabé en ese primer viaje. Después volví a Bogotá, donde antropólogos colombianos conocidos míos, como Horacio Calle, me dirigieron hacia el Vaupés.
Es así que en marzo de 1973 salí de Bogotá para viajar a la región noreste del Amazonas en Colombia. Conseguí viajar por aire en una avioneta de las Fuerzas Armadas con destino a Mitú, un pequeño asentamiento sin acceso por carretera en un recodo del río Vaupés. De allí, continué el viaje en una canoa.
Para los indios del Vaupés, los ríos son las venas de la tierra, el nexo entre los vivos y los muertos, los senderos por los cuales viajaron los ancestros en el principio de los tiempos. Los mitos originarios de estos pueblos varían pero ellos hablan siempre de un gran viaje desde el Occidente de canoas sagradas traídas por enormes anacondas. Y dentro de estas canoas se encontraban los primeros ancestros, justo con las 3 plantas mas importantes: coca, mandioca y yagé. Cuando las serpientes llegaron al centro del mundo, se tendieron sobre el suelo, se extendieron como ríos, con sus potentes cabezas formando las cabezas de los ríos, las colas alejándose sinuosas hacia remotos cabezales, las ondulaciones de la piel dando lugar a los rápidos y las caídas de agua.
“En Occidente, el tiempo es como oro. Se ahorra, se pierde, se desperdicia, o no se tiene suficiente. En lengua de los pueblos de la Anaconda no existe una palabra para designar el tiempo“. Stephen Hugh-Jones.
El guía Cubeo que había conocido en el Instituto de Antropología de Bogotá me llevo hasta el lugar de sus familiares por un afluente, el río Cuduyari, donde viven los Cubeo. El motivo de mi viaje hasta este lugar preciso era asistir a un encuentro entre pueblos de la Anaconda, una fiesta solemne, el Yurupari, durante la cual los hombres ofrecían a las mujeres una fruta especial, parecida a la feijoa, cuyo sabor delicioso tiene un parecido con la propia crema inglesa. Los preparativos consistían en ir a recoger estas frutas adentro de la selva, elaborar la chicha de manioc (yuca) y tostar las hojas de coca con las del yarumo. Este mismo árbol sirve también para fabricar unos instrumentos de percusión. Además de buscar el bejuco Yagé, (el cordón umbilical que une a los ancestros) cuya bebida después de horas de baile hace revivir, ante él que la toma, a los familiares difuntos.
En la mañana del primer día, como las pilas de la grabadora estaban descargadas, resolví el problema calentándolas al sol. Al caer la noche empezaron cantos de mujeres y toques de flautas de hueso del ala del águila arpía. Los shamans recibían a los invitados que llegaban de otros ríos, recitando los mitos, al son de una campana: Tatuyos del alto Piraparaná, Barasana y Letuama del río Apaporis. Por medio de la danza sagrada, en círculo, se comenzó con el compartir de coca y yagé. La celebración promueve el espíritu de reciprocidad e intercambio, al mismo tiempo que vincula a los vivientes con sus ancestros y con el comienzo de los tiempos.
Al agotarse las pilas, guardé la grabadora y los micros, y entré en el baile, después de tomar la chicha, mambear y servirme con pilche el sagrado yagé. No puedo decir cuanto tiempo había transcurrido, cuando me sentí en medio de una muchedumbre, como en el metro de París a las 18 horas de la tarde. Mi guía, al verme seguramente bastante intrigado, se acercó y me preguntó si estaba bien. Yo le contesté que me parecía que había venido mucha gente y que estaba muy llena la maloca. Es cuando él me explicó que estos últimos invitados venían de la cabecera del río, o sea de la cabeza del Anaconda Cuduyari. Y es en la cabecera de los ríos donde residen los muertos. Con el Yagé, sin reconocerlos, sin verlos, había sentido la presencia de los antepasados, de mis anfitriones.
Eso es lo que me explicaron, cuando se acabaron los días de fiesta, los mayores Cubeo. A partir de allí, podía quedarme en el pueblo para ir organizando mi vida si lo deseaba. Era mas que un honor para un forastero como yo. Pero pensándole bien, todavía no estaba acabado el recorrido que me había propuesto desde mi salida de Francia hacia mas de un año. Los mayores me preguntaron qué pensaba hacer entonces. Les expliqué que quería seguir para Venezuela y Brasil, para encontrarme con los Yanomami. Al considerarlo me aconsejaron no viajar por allí, sino que regresase por donde había venido, es decir proseguir hacia el Sur.
Lo que había aprendido con los Cubeo es que podía, aunque europeo, haber un contacto, un intercambio y no únicamente un estudio, es cierto que yo grababa pero no para estudiar. Grababa lo que nadie había grabado antes, con la calidad sonora como forma de respeto. Porque todo lo que me habían enseñado para que yo tuviese un buen salario lo había rechazado. Quería ser libre de compromisos patriarcales y poder investigar a mi cuenta. Entonces, ¿cómo lo logré ? A raíz del accidente que tuve el 17 de octubre, tuve que hacerme operar nuevamente en 1963 por complicaciones. Me dieron entonces una indemnización importante, y es con eso que me financié estos viajes.
Fue en uno de esos viajes a Bogotá cuando me encontré con los Yaki Kandru. Luego viaje a Pasto y de allí a Mocoa. De Mocoa a pié a Yuguillo y allí llegué con los Ingas, quiene hablan quichua por lo que pude comenzar a familiarizarme con el idioma. En el cuaderno que tenía entonces, un diario de viaje tengo algunas anotaciones al respecto. Ellos hacían fiestas con discos de 78 revoluciones, eran grabaciones antiguas, Sanjuanitos y no Pasillos. Me acuerdo que eran bailables. Yo grababa todo eso con el parlante que tenían ellos.
En esa época también estuve en Cali, donde grabé Cumbias y Vallenatos pero con guitarra nada más, tampoco con acordeón. Años después, 1998, volví a Colombia y fui al Cauca donde grabamos Nasa Kuv´.
Junto a la Fundación MVSICA de Egberto Bermúdez y Juan Luis Restrepo, atendieron la necesidad de grabar la música de flautas y tambores tradicional del pueblo Nasa surgida de la comunidad en vocería del CRIC. El proyecto lo dirigió Carlos Miñana, etnomusicólogo, acompañado por Omar Romero, quienes venían dedicando su vida a conocer estas músicas. Inocencio Ramos, músico Nasa, hizo posible su realización, y Chopin Thermes las grabaciones en Almaguer y en San Andrés de Pisimbalá. Allí grabaron a la Banda de Calderas, de Vitoncó, de Los Monos, de San Andrés, de San Francisco y del Paletón (Jambaló).
Nasa Kuv´ es la posibilidad de volver a escuchar esas melodías, esos toques tradicionales tocados por músicos, muchos de los cuales ya no están presentes. Un trabajo de recuperación único que hicieron posible y que agradecemos desde Entrelazando, porque 2 de los 24 temas que componen el disco fueron utilizados en la banda sonora de nuestro documental Sangre y Tierra.
VI
ECUADOR
Como comenté antes, los Cubeo me preguntaron, – ¿Qué quería hacer?, yo entonces quería llegar a Brasil, cruzar por el Orinoco para llegar a donde los Yanomamis, a quienes había conocido por medio de Pierre Clastres. Y fue entonces cuando ellos me dijeron: – No tú no debes de ir allí, tú debes de ir por el sur.
Y el Ecuador es el sur. Tomé un bus y llegué a Ibarra, el 30 de mayo de 1973, un viernes en la noche. Los compañeros de Yaki Kandru me habían hablado de un conjunto de danzas que se había presentado el año anterior con ellos en Ambato, en el Festival de las flores y las frutas que celebran los Kogi de la Sierra. Me dijeron que era un grupo de indígenas y no de disfrazados sino de verdaderos. Tenía apuntado un nombre, Silvio Moran, dueño de la emisora CRI, allí fui y pregunté por ese grupo, me dieron otro nombre el de un señor, Paco Salvador, quien dirigía el conjunto de danzas, Muyacan, siglas en quichua, Muyundi Yahuar Canchi, que significan círculo de sangre somos. Él trabajaba en la Misión Andina y tenía su oficina en el parque. Allí llegué y él me dijo que esa noche tenían una reunión en la casa de la primera bailarina. – Si quieres conocer vamos, me dijo. Entonces allí fuimos y pasamos toda la noche platicando en esa misma casa donde vivo hasta ahora, es decir, conocí a Hermelinda Males y a partir de ese momento algo se resolvió en mí. Ya no había porque seguir el viaje emprendido desde Cádiz y eso es lo que habían visto los Cubeo.
Con Hermelinda teníamos conversaciones constantes. Intercambios de cómo me enseñaron a pensar y cómo a ella la enseñaron a pensar sus padres, sus abuelos. Cuando llegué a América no tenía intención de casarme, de formar una familia, pero sí tenía intención de querer encontrar a alguien que me enseñara todo lo que me hacía falta y que era precisamente el rechazo a todo lo que me ensañaron como patriarcado. A los pocos meses ya me había casado con Hermelinda y juntos fundamos una familia, que fue víctima precisamente de todas esas leyes patriarcales.
Hermelinda murió en el parto, el 11 de julio de 1976, por negligencia médica, por septicemia en una cesaría.
El primer disco de Ñanda Mañachi se llamó Dansesd´ Équateur con cuatro temas que se editaron en un disco de 45 revoluciones cuando fuimos a Francia en 1975. Era un disco para el conjunto Muyacan, con la finalidad de que tuvieran su música propia. En ese viaje a Francia me propusieron tener un sueldo, debía empezar en el Centro Pompidou. Yo colaboré, como estudiante del Arte en el concurso de arquitectos que acabó con la construcción del Centro Beaubourg o Centro Pompidou que es un poco parecido a una destilería. Su construcción se demoró 4 años porque se construyó en una parte de París antigua, donde los brujos tiraban los desperdicios de las curaciones. Y se decía que por eso operaba la “memoria del lugar” Con mis títulos me ofrecieron cuando se abrió un puesto de historiador y curador. Pero con Hermelinda decidimos volver a Ecuador, para seguir haciendo lo que ya habíamos comenzado.
Hermelinda era de la Misión Andina, trabajaba en las postas médicas de las comunidades. La Misión desapreció y no se conoce la labor que hicieron, la cual fue muy importante. Se creó a raíz del viaje que hizo el Che Guevara desde Argentina en moto, cuando se dio cuenta que las comunidades indígenas de todos los países andinos no tenían las condiciones médicas necesarias en cuanto a enfermedades que venían del exterior, y tampoco, como en el caso de Imbabura, subían los médicos a atender arriba en las comunidades. Cuando el Che estuvo en la ONU creó todo este sistema, redes de formación de gente en medicina de hablara quichua o el idioma indígena donde se iba a atender como médico.
Entonces Hermelinda viajaba, atendía partos, y yo la acompañaba, y subiendo por el cerro de Imbabura pasábamos por las casas y ella siempre decía, – Ñanda Mañachi, que significa préstame el camino, porque los caminos pasaban por el medio de las casas. Se me quedó grabado ese sonido, son palabras cargadas de mucho sentido, también le encontré el sentido de ser humano y de respeto.
Los primeros músicos con los que grabamos fue por Hermelinda en esos viajes de atención a las comunidades. Y yo como ya estaba casado con ella aunque no hablaba quichua me aceptaban y podía grabarlos. Así es que comenzamos a grabar, viajando por toda la provincia. La idea era recoger la música, pero a medida que iba grabando sentía que toda esa música debía ser difundida porque por ejemplo cuando la escuchaba mi suegro el taita Pedro lloraba al volver a oír grabaciones de música que había escuchado en años anteriores y de lugares a los que no había vuelto.
Fue recorriendo a pié, en las vísperas de las fiestas de San Juan, del Inti Raymi, del tiempo para la llegada de las cosechas o del año nuevo, que escuché una música sagrada, era música de tradición pero al mismo tiempo tenía una alegría que no tenía la música mestiza, era algo totalmente diferente. Y pensé eso no lo voy a recopilar para etnólogos eso lo vamos a publicar, así es que reunimos a los músicos quienes no se conocían entre sí.
La idea de grabar este primer disco de Ñanda Mañachi fue a raíz del fallecimiento de Hermelinda. Porque entonces me encontré que o me devolvía y empezaba de nuevo la vida en Francia con los contactos que tenía o me quedaba en Ecuador para hacer esto, que es palabra de Hermelinda, Ñanda Mañachi. Así es que yo seguí pidiendo prestado el camino hasta ahora.
Chopin creó el sello Llaquiclla y más tarde en 1983 con ese mismo nombre la Fundación con el fin de proteger y difundir los trabajos realizados. Llaquiclla es una expresión que también tomó de su mujer Hermelinda, y que quiere decir una justa porción de tristeza y de alegría. El primer disco de Ñanda Mañachi se publicó en 1977 y dos años después produjeron Vol. 2. El escritor Jaime Galarza, autor de “Yugo Feudal” y “Festín de petróleo”, escribió para su presentación:
“Música que irrumpe sin pedir permiso y sin pretensiones antropológicas, como caída de agua desde las nieves perpetuas, como chorro de sol o viento despeinando las cabezas de los maizales maduros. Escuchamos y de pronto nos parece que todo este inmenso y tormentoso mundo de Los Andes, tan distinto a cada paso y tan contradictorio es un mismo país, un país llamado Rosa María”.
En 1980 Chopin grabó y concibió Quinchuquimanda Imbayacuna, con músicos de Ñanda Mañachi y músicos Ayllacuna de la comunidad Imbaya de Ibarra bajo la dirección de Enrique Males, primo de Hermelinda. Ese mismo año publicó el Vol. 3 de Ñanda Mañachi, con músicos que siempre han pedido prestado el camino. Y en 1984 reeditó con cambios Ñanda Mañachi 1, con los mismos intérpretes que en 1977, más José Luis Pichamba de Peguche.
En 1978, en un viaje a Francia que hizo con su hija Sayana para realizar el acetato del Vol 2 de Ñanda Mañachi, conoció a los hermanos Carlos y Julio Arguedas, fundadores del grupo Bolivia Manta y comenzaron a colaborar juntos. Chopin trabajó en la recopilación de temas del Ecuador para el álbum Wiñayataqui de Bolivia Manta. Álbum que fue premiado por la Academia Charles Cros en sección Música Clásica. Luego organizaron una gira por Europa en mayo del 82 y se presentaron juntos Ñanda Mañachi y Bolivia Manta en el Petit Forum de Halles en París. Grabando en Köhn, Alemania, 1983, el disco Churay Churay que incluye grabaciones de Chopin realizadas en 1973 en Ibarra.
En la década de los 80 Chopin volvió a Colombia para realizar varios trabajos musicales, entre los que colaboró con la producción de Programas de Música Tradicional Colombiana comisionada por el Gobierno Nacional para Televisión. Allí conoció a Juan Luis Restrepo, y en el Festival del Porro de San Pelayo a Totó la Momposina, con la que grabó el disco La Ceiba (1986). Y siguió realizando algunas recopilaciones, como el homenaje al arpista trovador de Ambuqui en Imbabura, Juan Cayambe, con el disco Jatun Cayambe. En el 86, en Francia, Chopin se encontró con el arpista venezolano, Mario Huacarán, y grabó con su trío en la Iglesia Románica de la Batie Neuve el disco Arpa Llanera. Al igual que grabó el disco Guitarra de Ayacucho con Raúl García Zárate de Perú. Todos ellos bajo el sello de Llaquiclla.
Fue Raúl García Zárate de Perú quien interpretó el pasillo Kasilla Shungulla, Cálmate corazón, que Chopin incorporó en el disco de Juyungo – Equatoriales, 1992. Ese mismo tema contó con la participación de Juan Luis Restrepo de Colombia a la viola de gamba, quien también interpretó al clavecín, los temas “A Saravino” y ”Ceremonia Matrimonial”. En esta última melodía, Juan Luis Restrepo tocó el clavecín junto con Mohand Saci (Kabilie) a la quena, Jean- Pierre Bluteau (Francia, Pachacamac) a la guitarra y Silvia Talisa (Perú) a la viola. Un tema de este disco formó parte de la película de Ridley Scott “1492, La Conquista del Paraíso”.
También participó con Egberto Bermúdez en los viajes de documentación musical dentro del Proyecto Expedición Humana. Así como en más de diez proyectos de grabación con la Fundación MVSICA desde la década de los 90, entre ellos, Armonía Andina (2000) y Al Dichoso Nacer de mi Niño.
Ya en el 2000, Chopin formó el ensamble Unik con músicos de Ñanda Mañachi, con quienes grabaron 3 discos editados en Francia: Titicaca, Inca Causai y De los Andes al Pacífico.
En el 2002 publicó Ñanda Mañachi “La persistencia de los Sueños” donde “más allá de una primera escucha donde se aprecian melodías y sonidos, está nuestra visión frente a los acontecimientos que marcaron la evolución de los pueblos de América. Frente a la muerte de los sueños, está la actitud de los que piden prestado el camino para jugar su propio rol, aún con capacidad de asombro pero con una justa proporción de alegría y tristeza”, afirma Chopin.
Y más recientemente, en 2010, como miembro de Survival International France, Chopin realizó un disco “Llaquiclla: Mélancolique et Gai à la Fois: 40 años de imágenes sonoras del Ecuador”, que se publicó junto con el libro producido por el director de Survival–France, Jean Patrick Razon, “Ethnies: Habitar le monde. Crónicas del siglo XXI”.
Actualmente está en proceso de realización de una película “Los caminos de Chopin” junto con el realizador Miguel Alvear sobre el viaje sonoro de su vida. En el marco de este proyecto rodaron en el 2022 Achimamita Achitaiticu.
Para escuchar parte de la música aquí mencionada:
VI
MATRIARCADO
Lo que yo vi y todo a lo que he asistido en estos 50 años en el fondo ha sido una evolución. No es un cambio. Uno evoluciona, y al mismo tiempo también todas las comunidades que conocí han tenido su evolución, en la que siempre está presente el problema del patriarcado. Y así empiezas a saber que todo es poder, todo es Estado, como pensaba el antropólogo Pierre Clastres, uno de mis profesores, quien se involucró en Mayo 68 en el movimiento situacionista.
Él fue quien escribió La Sociedad contra el Estado.
En los trabajos de Pierre Clastres la cuestión de fondo siempre fue el poder. Por eso en el Estado reside para él en el origen de la dominación y la desigualdad. Estudió la ruptura de la aparición del Estado y la división en clases, y para ello analizó lo que se denominan las sociedades primitivas, en el sentido de sociedades para las que el poder no es coerción ni subordinación. Proponiendo así una nueva antropología política que desde el estudio crítico de estas sociedades rompía con el etnocentrismo evolucionista. Porque no se trata de estudiar desde la falta del Estado, sino como sociedades contra el Estado, sociedades de la abundancia y no de la escasez. Y así el poder y la política son usados por las sociedades para evitar la dominación. La clave reside por lo tanto en el esfuerzo de las sociedades por impedir que el poder se separe de la sociedad.
Clastres desde las barricadas de Mayo del 68 y en las manifestación contra la guerra de Argelia, hizo de su compromiso político su teoría. “La historia de los pueblos que tienen una Historia es la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin Historia es, diremos con la misma verdad, la historia de su lucha contra el Estado”.
El análisis de Pierre Clastres se combina y se encastra muy bien con los trabajos que hizo una investigadora alemana, Heide Gottner-Abendroth, quien trabaja sobre qué es lo que conforma una sociedad matriarcal en la Historia y en el hoy desde la igualdad de los géneros. En la introducción de su libro, Sociedades Matriarcales. Estudios sobre las culturas indígenas alrededor del mundo, se lo dedica a las sociedades matriarcales que todavía hoy existen y luchan para no perder sus estatutos de sociedades matriarcales, esa sigue siendo la pelea. Analizando en este tiempo todo lo que he podido ver, asistir y también escribir me he dado cuenta que siempre he anotado todo lo relacionado con esto. Por eso, muchas de estas historias sobre las que estamos conversado hoy son historias de matriarcado.
Por ejemplo, cuando llegué a la familia donde vivo hoy día, ella me abrió los brazos. Había un entendimiento que se debe precisamente a eso, porque cuando yo vivía en Francia me despertaba con depresión, como sentirse mal en la piel, y a partir del momento que puse el pié en Sudamérica desapareció. Analizando esto ahora, creo que es porque es difícil convivir en Francia, cuando uno entiende el poder de estas leyes patriarcales resumidas en machismo, desigualdad entre los sexos, conquista, colonialismo y todos esos elementos que han sido mi cuna. Porque no hay mejor escuela para el patriarcado que Europa.
Por eso, después del recorrido contado hoy aquí. Fue Hermelida, su resumen vivo de todo un pensamiento, – y ya no los libros- , no contrario sino distinto, la que me mostró la lucha contra ese poder patriarcal que va y sigue como un parásito, tragándose lo esencial, lo básico de un matriarcado.
A mí me dijeron siempre que el hombre ha sido un lobo para el hombre que el hombre siempre ha explotado. Y es que la meta del patriarcado sea con las armas, o sin ellas, es desintegrar, acabar con el mundo de antes, con el mundo natural de aquí, es decir, con el mundo indígena, hasta que no quede nada, igual que con la explotación, se explotará hasta que no haya nada más que explotar. Entonces el reto está ahí, ¿cómo?, qué hacer para frenar o ganar tiempo para que se dé vuelta la tortilla, para que las generaciones como las que van a venir, traten de cambiar esto. De pronto estarán ayudados por la lucha que hay en Europa precisamente también contra el patriarcado. ¿Quién sabe?
VII
LAS CONDICIONES O LAS CONVICCIONES
Todos te dicen, – músicas de los pueblos, si, si, vengan. Pero si tú lo haces realmente, a pesar de las promesas, te das cuenta que las autoridades no son libres y si alguien es presidente o tu amigo vas a ver que al rato, a la hora de la verdad, todo se esfuma y todo lo prometido ya no está.
Sobre el papel, en palabras, todo es bonito pero cuando se trata de realizarlo es duro, es duro porque al mismo tiempo no es un problema sólo de fondos monetarios, lo que veo es que hay coyunturas favorables y otras no tanto para hacer esto. Si tú por ejemplo piensas, que hay que unir, y que musicalmente no se logra, de pronto hay que ver cómo unir de otra manera. O dirigirse hacia otra forma de expresión, es lo que a mí me pasó cuando el sonido pasó de lo análogo a lo digital. Vinieron los CD, pero a mí me gustaba más el disco de vinilo, pero como no quería ser tampoco de la vieja escuela, entonces dije, – vamos con los CD, hasta que el CD se volvió obsoleto, y comenzó poco a poco a volverse a comercializar el vinilo, con su calidad más fiel.
La política es desunir para reinar, entonces cuando ven que hay un músico que es un excelente intérprete, y que se deja influenciar, le prometen una casa, terreno, plata. Eso es lo que pasó con uno de los intérpretes de Ñanda Mañachi quien creó otro conjunto con el mismo nombre. Ante eso nosotros decidimos no actuar con una mentalidad patriarcal y no fuimos a juicio para que se quedará sin la posibilidad de utilizar el nombre, porque al mismo tiempo se quedaba sin nada, hasta separado de su propia comunidad, entonces no hicimos nada, se dejó hacer y siguió haciendo en forma paralela hasta que murió de COVID el año pasado. Ahora vamos a hacer en el futuro disco un tema en homenaje a él, a Alfonso Cachiguango. Es un tema que él tocaba y que es lindísimo. Él lo había recopilado y se llama “tu pobre negro”, aparece en el Volumen 2 de Ñanda Mañachi.
Al final lo que hay que hacer es un legado o como me dijisteis antes, el gesto de ofrendar, de reciprocidad, eso es lo que nos toca hacer a nosotros, a los mayores, a los viejos. Recopilar y digitalizar, porque eso sí, todo lo que tengo es análogo y hay que digitalizarlo. Pero yo sé que no puedo hacer esto solo, porque tampoco quiero hacer una obra con mi nombre. No lo he hecho antes, no lo hice con Ñanda Mañachi.
VIII
EL ENCUENTRO COMO DESTINO
Me preguntaron en una entrevista qué es lo que quisiera seguir haciendo, como para tener una idea de cuál es la meta. La meta de todo esto es el encuentro.
La idea es conformar un grupo de 150 o 200 músicos, exactamente como la orquesta sinfónica que hizo el director Daniel Barenboim con músicos de todos los distintos países que conforman medio oriente, tierra de conflictos. Los reunió y armó una orquesta, creo que son 300, no hay límites.
– La West-Eastern Divan Orchestra tiene su origen en las conversaciones entre sus fundadores, el filósofo palestino Edward Said y el director de orquesta argentino-israelí Daniel Baremboim. Su objetivo es hacer música, y por tanto convivencia y entendimiento. Músicos palestinos y de otros países árabes con músicos nacidos en territorios palestinos ocupados, Israel.
Esa es la idea, pero con músicos de Colombia, de Venezuela, de Ecuador. Yo vi a Bareboim en concierto cuando tenía todavía oído, es magnífico, porque el repertorio es de cada país, y esa es la idea. La mezcla.
Chopin actualmente tiene sólo un 6% de audición. Apenas puede escuchar. Por eso esta conversación tuvo lugar en la Casa Taller Entrelazando a partir de la escritura compartida y de su voz. Unas pocas semanas después de esta conversación, Chopin viajó a Francia donde se sometió a una operación en busca de recuperar su oído.
Lo que me recuerda a cuando en 1972 me encontré por el río Cuduyarí, en el Vaupés con los Cubeo, con los Tatuyos, con los Barasana, en una fiesta donde algunos tomaban yajé y todos tocaban su música, y no era uno después del otro, sino todos en conjunto. Era como una serpiente. Esa es la verdadera fusión de la música. Porque no se trata de que Paul Simón toque con un grupo de Sudáfrica o de mexicanos y hagan una bonita fusión. No, no es eso. Es mucho más sutil. Y eso es lo que hemos logrado hasta la fecha con Juyungo.
Con la meta del encuentro Chopin creó el ensamble Juyungo – Equatoriales (1992) y Juyungo – Viaje del Yagé (1995). En el que se encuentran músicas del pueblo Chachi de la provincia de Esmeraldas, del grupo afroecuatoriano La Katanga del marimbero Guillermo Ayovi, Papá Roncón, los percusionista Lindeberg Valencia y Ángel Benítez, la cantante de arrullos Rosa Huila, el percusionista de la Orquesta Sinfónica Nacional Pablo Valarezo y los músicos de Ñanda Mañachi. Pero también sonidos y cantos de la costa, del Amazonas, de los pueblos del yajé, de la sierra que Chopin ha ido registrado en todo este tiempo, lo que permite que en conjunto suene el agua, los cantos, un tren, las flautas, los violones, las zampoñas, las guitarras, los bandolines, los animales, el guasá, el bombo, el cununu, la marimba.
El significado del nombre quiere decir en Chachi, mono, un animal sagrado en la cultura La Tolita – Tumaco (700 años a. C y 500 años d. C.). También es una novela del ecuatoriano Adalberto Ortiz, publicada en los 40. En Noviembre de 1991 se presentaron en el Festival Musical de Lille, en Francia. En el 2019 volvieron a presentarse en el Teatro LIA del Complejo Cultural Fábrica Imbabura.
Juyungo es la fusión de expresiones musicales de estos pueblos que nos enseñan que existen otras opciones, otras posibilidades, otros modos de pensar y de actuar con el planeta tierra. Saber que en Amazonas los chamanes jaguar se desplazan todavía bajo la vía láctea, que los mitos de los antepasados tienen aún todo su sentido nos ayuda a reencontrar la lección esencial de la vida y que es: para no desaparecer necesitamos de la sabiduría ancestral.
Escribía Cortázar de Mayo del 68 que lo único inmutable en el hombre es su vocación para lo mudable; por eso la revolución será permanente, contradictoria, imprevisible o no será. Las revoluciones – coágulo, las revoluciones prefabricadas, contienen en sí su propia negación, el aparato del futuro. Chopin Thermes comenzó desde sus convicciones y el amor su propia revolución, que ha llevado a las músicas tradicionales en busca de su propia identidad.
LAS HISTORIAS DE LOS CAMINOS PRESTADOS
Una conversación con: Jean-Guy CHOPIN THERMES
Transcripción comentada y escritura: Laura Langa Martínez
Fotografía y Video: Ariel Arango Prada
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